
Últimamente he estado leyendo lo que había escrito en el año pasado, y creo que lo que solo empezó como una manera de escapar de mis frustraciones, se ha convertido poco a poco en una especie de Diario de mi vida. He cambiado tanto en tan solo un año, que hasta pienso algunas veces, al ver por cuántas cosas he pasado y cuántas experiencias maravillosas que he tenido, que es bastante comprensible que hasta mi memoria se lleve una extraña sorpresa al ver la evolución de mis toscos e incipientes escritos de novata, hasta lo que hoy en día me ha ayudado a alcanzar muchas metas y abierto muchas puertas a su vez, que hasta me parece que soy una persona totalmente diferente a la que ahora describiría como la pequeña escritora. Soy alguien que al parecer está madurando inconscientemente, y que tal vez le resulte un poquito aterrador el hecho de no haberse dado cuenta de lo rápido que creció. Desde esa pequeña niña que aunque no había mostrado nunca alguna de sus vagas escrituras al mundo, se aventuró un día a probar suerte creando un humilde Blog. Esa pequeña niña que nunca tendría posibilidad de tocar el Saxofón, su instrumento soñado. Quien, prefería llorar en la ducha que demostrar que era débil. Esa niña que en otras palabras, no era más que una orgullosa siempre a la defensiva. Esa persona que odiaba que alguien le dijese que no. Algunas ventanas se abrieron, muchísimas puertas se cerraron, pero esas oportunidades que me dieron bastaron. Un atisbo de esperanza -y un agujero en la pared, más que una ventana-, los aproveché de tal forma que ese atisbo se convirtió poco a poco en invitaciones a un mundo de posibilidades para mí. Y no, no todo fue un cuento de hadas, pues como ya mencioné, fueron más las puestas cerradas que agujeros abiertos, pero siempre me he considerado una persona que saca todo el potencial de las oportunidades dadas, sea como sea. Aún siendo un año bastante duro, fue uno de los años mas maravillosos que he tenido. Y creo que al aprender a construir mis propias puertas y abrir mi propio camino entre las malezas, maduré más de lo que pude notar, y descubrí que, a pesar de creer estar segura de lo que era y lo que sabía hacer, puedo hacer mucho más de lo que soñé en mis fantasía más utópicas...
Y si sé que algo no ha cambiado en mí y nunca cambiará, es que sigo creyendo que hay un mundo de posibilidades, solo tienes que explorarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario