
¡Ya es Navidad! una época para dar y recibir, compartir y reír, a menos que seas como yo, en ese caso es una época deprimente, donde lo único alegre fue la película de The Hobbit. Hace un año todos juntos decorábamos absolutamente toda la casa, y sonaba siempre las Gaitas, una tradición navideña aquí; la familia se juntaba en casa de una de mis 15 tías y todos compartían, tomando en cuenta que somos aproximadamente unos 210, solo en la familia de mi padre; pasaban dos o tres días haciendo los preparativos de únicamente la comida. Hoy estoy con algunos amigos, pues no pudimos viajar a visitar a mi familia, y la pequeña parte que está cerca, fueron a pasar navidad en otro país. Desde las elecciones presidenciales el país está deprimido, y eso durará bastante. Nadie siente la alegría navideña aquí. Me considero una persona festiva, pero no sé si sean las calificaciones de mi primer lapso, el agotamiento, el cierre de mi librería favorita o la falta de controles de 360 lo que me deprimió esta vez. Pero no es justo que los deprima a ustedes también, así que les daré un consejo: en estas fiestas hay que pensar en algo positivo, el regalo que te dan tus padres por Navidad.
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