miércoles, 19 de diciembre de 2012

Libros


Soy una persona que ama leer, sea un libro de fantasía, una novela policíaca, un libro de poesía o cualquier otro género. Quiero estudiar letras, es una pasión para mi escribir, aunque nadie lo lea. En las únicas tiendas en las que me siento confiada y feliz son librerías, aunque, gracias a la población de estos días y la cantidad de personas que prefieren ver un mal programa de televisión, hay muchos problemas en las librerías de mi país. Hace poco pensé en mi librería favorita, la librería que me introdujo en este bello y apasionante mundo de la escritura. Tengo muchos recuerdos de esa librería, pues iba todos los Sábados y ocasionalmente en días de semana; dos pisos, el primero de libros nuevos y el segundo de usados, mi favorito, un segundo piso de sabiduría que pasaba de generación en generación, y demostraba que el libro que era basura para ti hoy, era el tesoro de otro mañana. Me sentaba en una esquina de la sección de Misterios del segundo piso y leía todos los libros que me interesaban, usualmente cinco o seis, que compraba y trataba como mi tesoro. Había veces en las que hablaba con el dueño de la librería, siempre sabía qué libros había y en donde estaba cada uno, aunque eran miles. Ya me conocía, yo era la pequeña que pronunciaba Arthur Conan Doyle como británica. El me inspiraba para crear los pensamientos libres que comparto con ustedes, y espero algún día tener una librería como él, la que llamaría ''Cementerio de pensamientos''. También una chica que trabajaba en el primer piso, que estudiaba Letras en ese momento, y hacía su Tesis sobre ''Cine y Literatura'', me encantaba oír sobre ello, y fue una de las influencias más notables que tuve (además de mis hermanos). Días atrás tuve la intención de ir a visitar, y comprar la recopilación de libros de Sherlock Holmes en inglés que quería hace tiempo, pero recodé lo que dijo el dueño en una de nuestras charlas ''Libroria cerrará en Diciembre'', entonces sentí un gran vacío en mi cerebro (o corazón, como quieran llamarle), ya no volvería a sentarme en ese rincón, no hablaría más con los empleados, no vería el lugar que me hacía tan feliz... lo perdí, por la televisión, la economía o quién sabe cuál fue la razón de su cierre. Aunque seguirán con una tienda Online, nunca será lo mismo. Espero algún día volver a ver esos dos pisos llenos de libros y sabiduría, esos libros que me hacían tan feliz, Libroria...

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